EL FANTASMA DE ARMENIA

Escriben Gabriel SivinianDarío Bursztyn

La disolución del mundo soviético, 30 años despúes, mantiene cenizas o fuegos encendidos en muchos países y pueblos. Los Balcanes, el Cáucaso, crecientes tensiones en el Báltico, otras en el mar Negro, fronteras ríspidas entre repúblicas de Asia Central.

Pero la cuestión armenia es anterior, muy anterior.

¿Qué pasó en estas semanas en torno a ese pequeño territorio? ¿Sabe acaso la gente que la Armenia actual tiene menos de 30.000 kilómetros cuadrados? Probablemente no.

Por eso afirmamos que la ‘cuestión armenia’ es de antigua data, y como escapa del cotidiano, es imprescindible entender que lleva siglos siendo un bocado que han apetecido todos los grandes imperios. Eso mismo, directa o indirectamente, es lo que pasa hoy.



Durante 6 semanas, desde fines de septiembre, en el sur del Cáucaso renació la guerra.

Hoy, 8 semanas después, hay población armenia que huye de Nagorno Karabaj y quema sus casas, sus corrales, sus campos y deja tierra arrasada porque a ‘los turcos’ no hay que dejarles nada. ¿Otro éxodo? ¿Cuándo llegó el general Manuel Belgrano a aquellas tierras para ofrecer como resistencia la política de tierra arrasada para que el enemigo no encuentre nada? Todo escapa al entendimiento…


Abandonar todo- Tierra Arrasada- Artsaj

De un modo o de otro, el extremo oriental de Asia menor y el sur de Europa se cruzan en el Cáucaso, que avanza sobre el mar Caspio, y siempre ha sido estratégico. Basta mirar el mapa: allí termina Turquía, allí está Armenia que es el único país sin salida al mar, muy próximo está el petróleo, ahí está Irán. Por eso constituyó el paso obligado de toda expansión imperial protagonizada por potencias euro-asiáticas. Por allí pasaron y/o se asentaron persas, griegos, romanos, bizantinos, árabes, tártaros, mongoles, turcos y rusos, sólo por nombrar a los grandes imperios.

Armenia – Azerbaiyán

El pueblo de Artsaj, como el armenio en general, perduró ante todas estas dominaciones

Artsaj (o Nagorno Karabaj que es nombre derivado de un compuesto de ruso, persa y túrquico) es una república autoproclamada. Un enclave territorial habitado por más de 80% de población armenia, en el terrritorio nacional de Azerbaiyán, que durante la existencia de la Unión Soviética, dejó a esa población fuera de territorio nacional de Armenia.

Días antes de la disolución de la URSS, el 10 de diciembre de 1991, Artsaj proclamó su independencia, como tantos otros pueblos que buscaron su autonomía. Y luego de eso comenzó la guerra, tras la negativa de la República de Azerbaiyán a reconocer el derecho a su autodeterminación y la proclamación de una República independiente, algo que la propia Azerbaiyán había proclamado, también, al disolverse la URSS. O sea que la legislación que el pueblo azerí utilizó para su autodeterminación, le fue negado a Artsaj, esgrimiendo el principio de ‘integridad territorial’. En consecuencia, se llegó a una guerra, y ya en 1994, Artsaj tuvo un gobierno propio, pero no logró independizarse de Azerbaiyán, ni eventualmente integrarse a Armenia.



La ‘cuestión armenia’ tiene una marca de fuego en el genocidio de principios del siglo XX. Este conflicto remite a la insoslayable dimensión emocional, porque para los armenios de Artsaj, así como para los que viven en Armenia y para el conjunto de las comunidades dispersas por el mundo, no resulta menor el involucramiento directo de Turquía en la guerra.

Memorial Genocidio Armenio – Erevan

Para un pueblo que hace un siglo sufrió el exterminio de más de un millón y medio de sus integrantes, y el destierro y la expropiación de sus bienes materiales y simbólicos, enfrentar nuevamente la amenaza de un Estado negacionista, cuya historiografía oficial no reconoce el Genocidio fundacional sobre el cual se ha erigido, y que se vanagloria de su nacionalismo expansionista, resulta un acuciante problema.

Tal cuadro conforma más que una ‘conflagración bélica’, ya que se percibe como amenazante en términos existenciales.

Las noticias, en ese marco, pueden entenderse mejor. Ya no escapan a nuestro entendimiento.

Por eso el éxodo, por eso se van de Artsaj tras la firma del armnisticio. Por eso queman todo.


Escuela primaria en Stepanakert bombardeo azeri- 6 oct 2020

La autoproclamada república de Artsaj, desde el 27 de septiembre, se hallaba bajo el ataque de fuerzas militares de Azerbaiyán, que intentaba recuperar el territorio secesionista. Para iniciar y sostener los ataques, el gobierno de Bakú contó a través de Turquía, con armamento de la OTAN, que además le proveyó de logística y de mercenarios jihadistas que trasladó desde Siria y Libia. Azerbaiyán, además, recibió armas enviadas por el gobierno de Israel.


Stepanakert – bombardeo de Azerbaiyán en barrios civiles 6 octubre 2020

Mientras la República Islámica de Irán, vecino de ambos contendientes, reforzaba sus fronteras y advertía que dejaría de ser neutral si fuera amenazada su seguridad nacional, el gobierno de Armenia apoyó a las fuerzas de Artsaj, o Nagorno Karabaj como aparece en el mapa. Y contó con abastecimiento militar de la Federación Rusa.



Las batallas en las que ambos bandos proclamaban que iban ganando, se desarrollaron en el transcurso de cuarenta y cuatro días. 3 veces se intentó frenar las hostilidades a través de estériles esfuerzos diplomáticos del llamado Grupo de Minsk, que existe desde antes, y que integran Rusia, Francia y Estados Unidos.

Stepanakert bombardeo azerí 6 oct 2020

¿Por qué, entonces, las protestas en Ereván contra la firma del acuerdo? ¿Por qué llegaron tropas rusas para la zona neutral creada tras la firma del acuerdo? ¿Por qué otra vez la sombra de Turquía sobre Armenia?


Manifestaciones tras la firma del pacto de paz

Las protestas en Armenia se pueden entender porque al comenzar los combates debieron declarar la ley marcial y hacer una masiva convocatoria a la guerra, uno de cuyos batallones estaba comandado por la propia esposa del primer ministro. Porque hubo al menos 2300 armenios muertos, pero Vladimir Putin estimó el total de bajas de ambas partes en 5000. Porque la pandemia hundió aún más la economía y el coronavirus contagió a casi 120.000 personas en una población menor a 3 millones. Porque la deuda externa del país equivale al 90% de su PBI. Porque las fuerzas rusas no intervinieron antes, también por eso. Y porque intervinieron también. Por todo eso protestaron.


Batallón de mujeres armenias combatientes
Batallón de mujeres armenias en la frontera con Azerbaiyán

La firma del acuerdo tiene múltiples lecturas. Para muchos no es un win-win, uno de esos acuerdos donde todas las partes salen ganando para garantizar un futuro mejor. Es un acuerdo endeble, transitorio, que militariza aún más la zona, que obliga a los militares rusos a meterse de donde se habían retirado porque el avance de Turquía-OTAN hacia el mar Caspio resulta descarado, pero sobre todo porque como expusimos más arriba, las huellas del genocidio armenio son demasiado frescas para no pensar en ulteriores venganzas…quienes están acostumbrados a leer noticias internacionales pueden coleccionar de a una, por quincena, sobre criminales de guerra juzgados hoy, por barbaries cometidas hace menos de 30 años en la ex Yugoslavia.



Los pueblos no temen por casualidad, no se exilian por casualidad. Finalizadas las siete décadas del interregno soviético que había garantizado la coexistencia pacífica de armenios (cristianos) y azeríes (musulmanes) como parte de los pueblos integrantes de la URSS, los espectros invisibles, inclasificables y aterradores han regresado y proyectan su sombra sobre la nación armenia.


El pacto para cesar las hostilidades se firmó el 10 de noviembre. Promovido por la cancillería rusa, fue firmado (sin foto oficial ni apretón de manos) por el Presidente de la República de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, el Primer Ministro de la República de Armenia, Nicol Pashinian, y el Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin.


Tropas de paz rusas instaladas en Artsaj y Azerbaiyán – noviembre 2020

El cumplimiento del convenio será controlado por la intermediación de una fuerza de paz extranjera, la cual hasta el momento solo está integrada por 2000 efectivos rusos.


Ahora, el territorio de Artsaj será descuartizado. En función del reordenamiento territorial, las personas deben abandonar sus hogares de un día para el otro, y algunos pueblos quedan vacíos. Miles de refugiados no tienen certeza sobre su destino inmediato. Otros regresan a sus hogares tras ser desplazados o auto-desplazarse durante las jornadas de combates. Se inició el proceso de intercambio de los cuerpos de las víctimas y se prevé la devolución de prisioneros. Se advierte sobre la preservación del patrimonio cultural y se evalúan los daños provocados por los ataques.

Monasterio que queda en territorio de Artsaj

Mapa de la división territorial por el pacto – noviembre 2020- Fuente: Le Monde

En Erevan, la noche del 13 de noviembre, tal como recogió la prensa francesa, miles vociferaban contra Nicol Pashinian, quien al anunciar la firma del acuerdo subrayó que lo hizo tras evaluar ‘exhaustivamente’ la situación militar en Artsaj. Tal vez la información de inteligencia rusa lo convenció de que seguir era una masacre peor, e imparable.

“¿Quién es usted para abandonar nuestras tierras? ¡No tiene derecho a hacer eso!”, gritaba en un alto-parlante Artur Beglarian, un hombre herido durante los combates.

El hombre que ha firmado este acuerdo no tiene derecho a vivir en nuestro país”, afirmó al cronista de Le Monde un militante opositor al gobierno. “Precisamos un dirigente que cambie este acuerdo vergonzoso”, sostuvo.


Jóvenes soldados quemados con armas químicas por Azerbaiyán

Karine Babayan, directora adjunta del Hospital del Quemado de Erevan le muestra a la prensa las fotos de sus pacientes con carne lacerada y huesos pulverizados. «Al principio no sabíamos qué pasaba, nunca habíamos visto algo así, y no sabíamos cómo tratarlos. Las quemaduras no cicatrizaban con nada, los enfermos convulsionaban y en una o dos semanas fallecían de ataques cardíacos”. Eso explicaba a la enviada francesa de Le Nouvelle Observateur, que confirmó que el ejército azerí utilizó fósforo blanco contra los soldados armenios en Nagorno Karabaj, lo que constituye crímenes de guerra.

Al día siguiente del cese del fuego, en Stepanakert, la capital de Artsaj, el presidente de la autoproclamada república llegó con la ropa de fajina al palacio presidencial vacío. Solo, Arayik Harutiounian avanzó bajo una lluvia fina y persistente. Un guardia de la entrada le hizo la venia, mientras otros, en los pasillos, lo miraban pasar.



El cronista de Le Monde, dice que dijo Harutiounian: “Son tiempos duros, es difícil pensar el porvenir. Vamos a poner lo mejor de nosotros para salvar a Karabaj….va a llevar tiempo”.


Mientras tanto, los chicos cuyas familias ahora deberán dejar su tierra porque serán transferidas a Azerbaiyán, pintaron grafitis de despedida en las paredes y muros de sus escuelas.


«No te esperaremos, pero vas a morir”; «No lo vas a disfrutar»;«Turcos invasores»; «Armenios, nos han vendido (…) se te va a atragantar”.


Ahora Armenia enfrenta este destino. En Artsaj solo pueden celebrar, tímidamente, que las tropas rusas frenen una nueva masacre.


2 comentarios

    1. Gabriel, gracias por seguir nuestra publicación. Dolorosas las imágenes. Cada historia de vida truncada sin que nada digno o racional lo justifique

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