PATRICIO MANNS: EL QUE ANDUVO POR CHILE CON LOS OJOS ABIERTOS

El poeta, escritor y compositor que falleció el 25 de septiembre definió su obra en un mítico disco de 1965, “Entre el mar y la cordillera”.

“éste es un libro cantando, un libro que guarda tierra, aire, piedra, árbol, elementos. Un libro donde se cantan aspectos particulares de la gran tragedia humana: están aquí, en estos surcos del disco, que vagamente recuerdan el paso del arado mecánico por la tierra, la miseria; el trabajo suicida; la ley ancha y angosta a la vez; el amor amargo, (siempre olvido y ausencia, nunca plenitud); la guerra; la conquista (nunca la paz pura); la fuga del perseguido; pero, por sobre todo, la muerte. La muerte de los pasos cordilleranos; la muerte de los mares; la muerte del socavón; la muerte en la fría calleja madrugadora alumbrada por el relámpago de la cuchilla y, apenas, una sonrisa corta y seca.

Es, pues, un libro amargo, pero no amargado, y está cantado así, para sacudir a aquellos que prosiguen durmiendo desdeñosamente luego de oír el grito que traspasa la noche como un estilete”.



55 años después, en septiembre de 2020, el músico y escritor Patricio Manns (nacido en 1937) vivió un momento difícil. Producto de las complicaciones de su diabetes, fue internado en la Clínica Reñaca. Pero, de forma paralela, su esposa Alejandra Lastra, comenzó a enfrentar su propia lucha, siendo hospitalizada por cáncer de colon en etapa 4, y mientras él era sometido a una cirugía, se confirmaba la muerte de su compañera y amiga.

El director de Radio Universidad de Chile, Patricio López, realizó una entrevista hasta ahora inédita al compositor. Fue en la primera mitad de 2020, y en ella Manns rescata recuerdos de infancia, reflexiones sobre la Unidad Popular y el exilio.

> Evidentemente, el origen siempre es muy importante, ¿cómo se fue construyendo tu sujeto poético, literario?

Mi infancia y mi adolescencia fueron realmente formadoras. Crecí en un hogar donde había una biblioteca importante. Esa biblioteca me formó. Vivíamos en la codillera de Nahuelbuta, arriba, en los cerros cerca de Tirúa. Mis padres, aparte de ser músicos, eran profesores y cada uno tenía un piano. Mi padre era pianista de jazz y mi madre, pianista clásica y leía y tocaba a Chopin (…). En mi casa no había luz eléctrica, ni había agua potable. Entonces, lo nuestro era una cosa al revés: teníamos que ir a lavarnos los dientes, a bañarnos, a un estero en caballo. Era maravilloso. Vivíamos hablando, y leyendo libros, y mi madre, con mucha sabiduría, puso una línea roja en medio de la biblioteca y dijo que todo lo que estaba a la izquierda se podía leer; no lo que estaba a la derecha. Sabiamente, había puesto lo que quería que leyéramos en los libros prohibidos. Entonces, los sacábamos a escondidas y nos íbamos a leer abajo de las carretas. Ahí empecé a escribir inmediatamente.

>¿Qué libros eran esos?

Leíamos la literatura española del siglo XIII, mucho latinoamericano, Neruda, Gabriela Mistral que estaba en todas partes en la casa. Había novelistas también. Esa biblioteca fue fantástica.

>En tu infancia, ¿leer y jugar era como lo mismo?

En cierto modo, sí, aunque empecé a tomar conciencia de la importancia de leer. La lectura me gustaba mucho, entonces, me la pasaba leyendo. ¡Ahora también! Sigo leyendo como condenado, para recordar algunas cosas de mi biografía. Para acercarme más a ese pasado, estoy haciendo una lectura para rescatar la cercanía de las voces.


>¿Cuál es la metodología para escribir las Memorias de Patricio Manns? ¿Cómo seleccionar, definir? ¿En qué va la escritura del libro?

He tratado de seguir mi intuición, porque tuve que hacer una selección…Entonces, dejé las cosas más importantes a mi modo de ver, las que fueron cambiando mi mentalidad, las que fueron desarrollando mis cosas, mi literatura, mi música, los viajes que más me llenaron e instruyeron. Voy en 400 páginas y me queda un tiempo todavía. Estoy recién en la época de las campañas de Salvador Allende.

>¿Qué estás leyendo ahora?

Estoy leyendo la parte donde hice las campañas con Allende. Hice tres campañas presidenciales con él, como periodista, y ahora estoy revisando los textos de Allende, los discursos, para acordarme cómo hablaba y de qué hablaba, para estar más cercano a la realidad de esa época. Estoy usando el lenguaje real de Allende, para hacerlo hablar en mis memorias. Ahí voy. Estoy muy entusiasmado.

>¿De qué esta hecha esta particularidad de Allende?

Lo conocí mucho. Era una relación del día entero con él. Yo tenía que grabarlo y para eso debía estar a su lado con el micrófono para grabar lo que decía y enviarlo a un comando que había en Santiago, y que distribuía a las radios de todo Chile. Era fantástico estar con él y escuchar lo que hablaba (…). En la noche, hacíamos una fogata y Allende iba con nosotros. Le gustaba conversar ahí, porque él no podía leer los diarios, ya que hacía como 10 ó 12 discursos por día. Entonces, nos pedía que le leyéramos y le informáramos para incorporar en su discurso alguna cosa importante que había pasado en el mundo. Por ejemplo, en un momento dado, ocurrió lo de Yakarta. Así que le informamos esa noche y le dijimos que estaban matando a los comunistas en Yakarta y, como en esa campaña era aliado con el Partido Comunista chileno, le informamos para que le diera el pésame al Partido Comunista y para que hiciera un saludo especial a los comunistas en Yakarta. Entonces, él hizo un gran discurso dirigido al Partido Comunista (…) Allende era un gran orador, era muy culto, inteligente. Sabía muy bien trabajar con las ideas, tenía una gran noción de eso y para nosotros era muy importante trabajar y hablar con él. Era muy bueno para hacer conversaciones alrededor del fogón, entonces, nos permitía hacerle preguntas, sobre todo políticas. Y contestaba de una manera que era como un profesor con dos alumnos (…). Recuerdo a Allende como un gran estadista. Si hubiese tenido tiempo y la posibilidad de hacer un gobierno libremente, sin la presión inmensa que ejercía Estados Unidos a través del Pentágono y la CIA, y con la derecha chilena haciendo huelga, parando el país, Allende hubiera podido hacer un gobierno fenomenal, pese a que su gobierno fue bueno desde todo punto de vista. Hizo cosas que todavía funcionan y se recuerdan, pero pudo haber sido mucho mejor. Pero no era culpa de él, sino que se le vino encima una oposición feroz que trató de parar el país a cada rato.

Eso lo voy a contar en las memorias (…). Allende fue algo muy grande que pasó en la historia de Chile y yo fui privilegiado de estar al lado suyo, observarlo actuar, observarlo hablar, observarlo convencer, pedir militantes para la causa que él tenía. Eso me tocó muy profundamente. ¡Esa pasión que tenía por la política!. La pasión por vivir, por crear cosas nuevas, por dar lo que había prometido.


>Si pudieras mirar retrospectivamente en tu alma, en tu mirada, en tu condición de creador, ¿qué supuso el exilio?

Recuerdo que ya habían salido todos y llegó Volodia Teitelboim a París y le pedimos una reunión para que hablara sobre cómo lograr que el exilio fuera lo más productivo posible, cuál era su opinión y sus consejos. Volodia se sentó, nos miró a todos y nos dijo: “Tomen el exilio como una beca universitaria de Pinochet, porque aquí lo tienen todo. Veo los quioscos en la calle repletos de revistas, de información. Tómenlo para desarrollarse, vayan a los museos, vayan a La Sorbona. Ahí está la posibilidad de asistir a clases sin estar inscrito ni matriculado. Tampoco la universidad les va a dar alguna corroboración de eso, pero ustedes pueden formarse ahí. Asistir a cursos de historia, literatura, lo que quieran. Se sientan atrás no más” (…).

Eso hicimos nosotros. Conseguimos la ‘beca Pinochet’ tal como lo decía Volodia, y empezamos a trabajar. Yo fui a reuniones con cantautores franceses, ingleses, alemanes y participé en festivales como un chileno exiliado en Francia. Me recibían y me hacían cantar junto a ellos. Así conocí a mucha gente notable. Yo cambié mucho. Cuando volví del exilio yo era otro tipo: hablaba francés, un poco de italiano. Mi cultura se acentuó muchísimo. Podía leer a los autores en sus idiomas originales, sobre todo a los franceses. No necesitaba traducción, los leía directamente. Fue un gran impulso para lo que quería ser, sobre todo en la literatura francesa, la música francesa que es muy poderosa


>¿Cómo te sientes después luego de que no te dieran el Premio Nacional?

Lo del premio se dio cuando estaba en mal estado de salud y me estaban haciendo operaciones. Por supuesto no me consideraron para nada. En ese momento, vi que podían dármelo, porque la gente hizo una colecta para mantenerme, para la parte de las enfermedades, que fueron un gasto enorme, muy fuera de mi alcance. Se juntó la gente y juntó dinero y me lo envió y lo depositó en mi cuenta. Eso lo agradezco muchísimo. No saben cómo ayudó ese dinero. Cómo sirvió, porque estuve muy mal. Yo tengo diabetes, y tuve una infección diabética que me afectó una pierna, que casi se me va. Menos mal que la salvaron, pero agrandé el costo también. Por eso es que la gente me ayudó muchísimo. Ahora, mi hija se vino a vivir conmigo y tengo a mis nietos, nietas, bisnietas. Así que mi familia no me dejó solo…porque quedé solo. Murió Alejandra y quedó un gran vacío. Imagínate lo que significa su ausencia.

>Y el cariño de la gente, ¿cómo ha estado la cosecha? 

Muy bien. Después de esto, de la oferta para hacer la Biblioteca Patricio Manns, se están viendo los frutos. Estoy emocionadísimo por que aparezcan los libros, a pesar de que ya conozco sus portadas. El trabajo que están haciendo es maravilloso. Finalmente, me van a tener que aceptar como escritor, porque eso es muy difícil para mucha gente, sobre todo para los editores (…). Catalonia abre sin reservas la posibilidad de que deje toda mi obra ahí, sin censurarla. Le doy mucha importancia a mi obra literaria. Eso va a ser un encuentro que va a provocar explosiones por todos lados”



Había dicho en 1965:

«Entiendo que las canciones no deben explicarse. Si ellas no defienden sus fueros por sí mismas, constituyen obras incompletas: un molino sin agua, por ejemplo; una espiga sin tierra o una tierra sin espigas. Por lo tanto, no explicaré estas canciones, pero sí, me propongo intentar algunos alcances acerca de las circunstancias por las que algunas de ella fueron escritas.

Yo quise usar las canciones para contar. No en vano anduve a pie por Chile con los ojos abiertos. Así se ven innumerables cosas. Escribo, pues, con plena confianza de mis ojos y en mi corazón. (…) Falta tanto por hacer. Tarea es, también, de los autores jóvenes de Chile, que deben sumarse a lo que en esta materia se hace en otras latitudes: eliminar la tierra ajena; llenar de mástiles que regresan, los mares vacíos; devolver al bandido el derecho a reintegrarse a su sociedad humana, recuperar de dignidad de la hetaira morena aun no asesinada en una esquina de suburbio; asentar al pequeño vago de la hostil metrópoli y al peón trashumante que cose con las puntadas de sus zapatos rotos, los caminos y las pampas. Y, sobre todo, conquistar la paz, el derecho a la vida y al trabajo, para que brille como una estrella más, allá, arriba en la cordillera.»



Ya en el exilio, que primero fue en Cuba y de inmediato en Francia, escribió Actas de Marusia. Que luego iba renovar con Actas del Bío-Bío y Actas de muerteputa.

ACTAS DE MARUSIA, de 1974, es la crónica de la represión que una compañía extranjera ejerce contra los mineros de un pequeño pueblo salitrero en Chile, cuyos trabajadores deciden reivindicar sus derechos más esenciales. Un reflejo de las luchas sindicales históricas del norte de Chile que terminaban con terribles actos represivos.

Y el cineasta Miguel Littin la convirtió en largometraje. Esta fue la primera película que Littin realizó en el extranjero durante su exilio. Fue seleccionada en la Competencia Oficial del Festival de Cannes de 1976, y además compitió en los Premios Oscar como Mejor película extranjera, representando a México.

Este es el link para ver la película Actas de Marusia, que contó con el protagónico de Gian Maria Volonté y la música de Mikis Teodorakis, dos amigos de Chile.

https://www.cclm.cl/cineteca-online/actas-de-marusia/


Como literato, se ha desarrollado en el ámbito de la poesía, el ensayo, la novela y la dramaturgia, alcanzando el Premio Alerce de la SECH (1967), la Beca Guggenheim de Literatura (1988) y el Premio del Consejo Nacional del Libro (2001). Entre sus publicaciones se encuentran:

Novelas

  • De noche sobre el rastro (1967)
  • Buenas noches los pastores (1972)
  • Actas de Marusia (1974)
  • Actas del Alto Bío Bío (1985)
  • Actas de muerteputa (1988)
  • De repente los lugares desaparecen (1992) Ediciones Latinoamericana Reunida (LAR)
  • ”Cavalier seul”, Phebus, Francia. Enero 1996
  • El corazón a contraluz (1996) Emecé, Argentina
  • Memorial de la noche (1998) Editorial Sudamericana.
  • El desorden en un cuerno de niebla (1999) Emecé, Argentina.
  • Buenas noches los pastores (2000) reedición aumentada. Editorial Sudamericana
  • La tumba del zambullidor (2001) Editorial Sudamericana
  • La vida privada de Emile Dubois (2004) Editorial Alfaguara.
  • Diversos instantes del reino (2006) Editorial Alfaguara
  • El lento silbido de los sables (2010), Editorial Catalonia.
  • El corazón a contraluz, es editado por primera vez en Chile por Editorial Catalonia, diciembre 2012.
  • La conjetura escita. Editado por Editorial Catalonia, presentado en la Feria del Libro de Santiago, el 1ero. de noviembre 2013.

Poemas

  • Cantología (2004; reeditado en 2005 y abril de 2012) por Editorial Catalonia. Contiene los textos de todas sus canciones hasta la fecha de su edición.
  • Memorial de Bonampak. Cuarto Propio,1995, Brosquil España, 2003.

Ensayos

  • Las grandes masacres
  • Los terremotos chilenos (1)
  • Los terremotos chilenos (2)
  • Grandes deportistas
  • Breve síntesis del movimiento obrero
  • Notas sobre el patriota Manuel Rodríguez Erdoyza
  • Violeta Parra: la guitarra indócil
  • Francisco Coloane, el solitario narrador del fiordo
  • Actas del cazador en movimiento
  • Chile: una dictadura militar permanente (1811-1999)
  • La revolución de la escuadra

“El capitán Erik Trinchador dijo: -Un hombre condenado a muerte ya no es más capitán de su vida, pequeña niña mía, es apenas un viudo de su vida.

Los días se sucedieron acortados de una manera ominosa, como si ahora fueran desprendiéndose con acelerado pulso del clavo del calendario, como si esos collares de números admonitorios pesaran más que los hierros del padre, y que, al arracimarse encima del suelo, buscando un signo específico del hombre, dibujaran en la arena los meandros retorcidos de la cuerda de la horca.

La memoria parecía incapaz de retener el volumen exacto del tiempo que se iba. Pero la hija, al fin y al cabo, comprendió: nunca más la vida volvería a producirse con la continuidad del pasado reciente.

Volvió a la cárcel otra tarde, ocultando en el interior de su sexo un revólver cubierto por un preservativo. -Es mil veces preferible el autoplomo a la ajena cuerda, se repetía funambulescamente.

Susurró: -Te he traído un revólver.

El capitán le apartó del rostro un mechón de cabellos revueltos y acarició pensativo la más hermosa mejilla de su tierra. -Un hombre honrado no dispara jamás contra sí mismo, afirmó. Déjalos que me cuelguen: hay hombres intratables después de ser asesinados, como Salvador Allende, pero ellos no lo saben todavía”

Fragmento de “El desorden en un cuerno de niebla” – Patricio Manns, novela, 1999- Editorial Emecé



En agosto de 2014, Alvaro Garreaud escribió en “Raíces Nómades” un provocador artículo sobre la posible nominación de Manns, al Premio Nacional. En una parte decía:

“Entre los nombres que están en el aire para recibir el Premio Nacional de Literatura de este año 2014, se encuentra el de Patricio Manns, más conocido por sus canciones y su compromiso político que por su obra literaria. Es probable que pierda y este sería – creo -su mejor reconocimiento, pues en la (buena) literatura siempre se pierde, y porque los premios son para los que se portan bien, o para los que venden (o compran) cosas propias, libros y estatus. Ninguno de estos casos es el del “Pato Manns”, creador, estibador y arriero de una literatura que nos introduce en lo impropio: del crimen, la guerra, la crueldad, el miedo, la sangre del otro. Lejos entonces de estas dos tentaciones, que son en verdad dos peligros, quisiera hablar de algo menos visible y más inquietante en su obra, algo que es problemático de reconocer, pero que nos incumbe y nos interpela colectivamente. A este efecto estético y político lo llamaré la escritura-arma de Patricio Manns, teniendo siempre presente que lo que importa, como dice él mismo, no es tanto el arma como los motivos por los que se le empuña”.


El domingo 26, como relata el Diario de la Universidad de Chile, una larga fila cruzaba frente al Teatro Nacional Chileno.

Un grupo de músicos interpretando la canción El Cautivo de Til Til. Un poeta anónimo declamando un texto de su autoría. Cientos de claveles rojos y la fotografía en blanco y negro de los detenidos desaparecidos.



Liselotte Manns, hija del compositor, agradeció el cariño expresado durante la jornada y se manifestó emocionada respecto del alto número de asistentes que llegó al teatro:

“Una de las cosas que mi papá quería era esto: que su pueblo lo despidiera. Hasta el último minuto me dijo que yo iba a tener que estar al frente, recibiendo las muestras de afecto y los premios que vengan con mucho orgullo”.

La cantora popular Lilia Santos señaló que Chile tiene una deuda con Patricio Manns:

“Él era un excelente músico, pero, por sobre todo, era un poeta extraordinario. De todas maneras, va a permanecer en el corazón de la gente y pienso que Chile le debe el premio de Literatura. Debería haber un premio póstumo”, dijo.

“Cuando él cantaba en la peña de los Parra, nosotros que éramos de una generación menos, le teníamos una tremenda admiración y siempre me pareció una persona muy audaz”, recordó la cantora.

La hija del compositor también lamentó el nulo reconocimiento del Estado a la obra de su padre e indicó que este tema siempre rondó al artista. “Fue muy claro conmigo y en su agonía me dijo: ‘Me voy a ir muy triste, porque el Estado chileno no me reconoció y todos los gobiernos que pasaron me dieron la espalda. Ninguno fue capaz de darme el Premio Nacional de Música y Literatura”.

En ese sentido, la familia anunció que continuará con los planes para realizar el concierto que el músico tenía programado para noviembre próximo. Dicha actividad se dividirá en dos jornadas que se realizarán el 3 y 4 de noviembre a las 21:00 horas en el Teatro Caupolicán.


Lo importante es que acorta en un día-luz lo que es necesario decir sobre la vida del hombre. Yo quise usar las canciones para contar. No en vano anduve a pie por Chile con los ojos abiertos. Así se ven innumerables cosas. Escribo, pues, con plena confianza de mis ojos y en mi corazón. (…) Falta tanto por hacer.

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