UNA TORTURADORA AL FRENTE DE LA CIA

El jueves 17 de mayo el Senado de los Estados Unidos de América consumó un acto de barbarie y le dio rango legal: votó por mayoría de 54 a 45 a Gina Haspel como la próxima directora de la CIA.

Nadie es inocente en los servicios de Inteligencia o servicios de Contrainteligencia, ni en EE.UU ni en cualquier otro país. Pero Haspel es una reconocida y confesa torturadora del país más poderoso del mundo, que quita fondos a la ONU en función del “humanómetro” que ellos establecen y con el que califican qué país respeta los derechos humanos o no. Y su asunción en el cargo es una afrenta para la democracia en ese país y un absoluto peligro para el resto de la humanidad.

Demos por descontado el juego político de bambalinas entre republicanos más o menos halcones, y demócratas más o menos halcones, más la presión (no oculta) de los ex directores de la Central de Inteligencia John Brennan y Leon Panetta, quienes contactaron al menos a cinco de los seis senadores demócratas que revirtieron su voto inicial, para terminar respaldando a Haspel.

⇒Los hechos públicos relatan que Gina Haspel inició su carrera en la CIA en 1985 y que en los estertores de la Guerra Fría fue designada para dirigir operaciones secretas en Etiopía, cuyo gobierno revolucionario desde 1977 -como muchos otros de África en aquel entonces-, recibían ayuda de la URSS.

⇒Unos años después, en 1996, ya era jefa de la CIA en Bakú (la ex república Socialista Soviética de Azerbaiyán), un lugar estratégico clave en el Caspio, corazón de los vínculos de Rusia con Armenia, Georgia, Turquía y las otras ex repúblicas soviéticas de Asia Central.

⇒De ahí, Haspel pidió pasar al Centro de Contraterrorismo de la CIA. Eso fue en septiembre de 2001, días antes del fatídico 11/9 y los ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono. Ella fue parte sustancial de las primeras operaciones de la CIA contra al-Qaeda. Y quedó a cargo de un centro de detención secreto de los norteamericanos en Tailandia. Fue precisamente allí donde dos sospechosos de militar en al-Qaeda fueron torturados. Probablemente fueron muchos más los torturados, pero los hechos consignan con pruebas que estos dos fueron reiteradamente torturados con el ‘submarino’ y bajo estricta y personal supervisión de la señora Gina Haspel. Y esas pruebas por expreso mandato de Haspel fueron desvirtuadas, ocultadas o destruidas.

George Tenet, Director de la CIA. Impulsor de las detenciones y los interrogatorios a los sospechosos de formar parte de Al Qaeda, a pesar de la virtual falta de capacidad de la Agencia, y esto abrió la puerta a los psicólogos contratados Mitchell y Jessen que promovieron las sesiones de tortura.

El director de la CIA (nombrado por George W. Bush) en aquel entonces era George J. Tenet, quien el 25 de octubre de 2001 autorizó la creación de un centro de detención en la sombra. Fue en la base de la CIA de Chiang Mai, en Tailandia, y se conoció como GREEN, o Cat’s Eye. De ese centro fue responsable Haspel y allí fue torturado Zubaydah.

Durante los años 2003 a 2005, la Central de Inteligencia Americana utilizó otros centros de detención y tortura ‘negros’, en Polonia, Afganistán, Rumania, Lituana y Marruecos.


La médica y oficial de la reserva de la Marina, Sondra Crosby (fundadora de Physicians for Human Rights / Médicos por los Derechos Humanos, con sedes en Nueva York, Boston y Washington) escribió a los senadores que debatían si aprobaban el cargo para Haspel, que un preso que ella debió atender y que había sido interrogado bajo inspección de la ahora directora de la CIA, había sufrido “daños irreversibles por torturas inusualmente crueles y especialmente diseñadas para quebrarlo”

Zubaydah Abu 2002
En las cárceles secretas de la CIA los prisioneros permanecían desnudos, en celdas mínimas a oscuras, con sus muñecas y tobillos amarrados en un mismo aro de metal, música a volumen ensordecedor durante las 24 horas, con ratas e insectos caminando sobre los cuerpos inmovilizados, y con temperaturas inducidas, polares o de extremo calor. Tan horripilantes eran las condiciones de las celdas que los presos preferían una sesión de ‘tortura oficial’ porque era la única forma de salir de ese verdadero infierno”.
El texto completo de la doctora Sondra Crosby puede leerse en el siguiente vínculo: http://physiciansforhumanrights.org/blog/we-have-evaluated-torture.html

  • UNA LARGA DÉCADA DE TORTURAS

El 3 de abril de 2014 el Comité de Inteligencia del Senado (el cuerpo que ahora le dio el visto bueno a Haspel), aprobó dar a conocer sus “Conclusiones” sobre una investigación en torno al Programa de Detención e Interrogatorios de la CIA en los centros y campos de detención secretos. Un trabajo que el propio Comité calificó como ‘monumental’, y que se había iniciado en el año 2009 pero cuyas raíces iban hasta el 2007, cuando se detectó que comenzaron a destruir las pruebas grabadas sobre los interrogatorios. La investigación completa tiene 6700 páginas.

En el reporte final, la senadora Dianne Feinstein, remarca

“en 2001 podía entenderse el impuso a considerar el uso de cualquier herramienta para reunir información de inteligencia porque el país estaba bajo ataque terrorista (…) y con frecuencia se le pide a los organismos de inteligencia que actúen rápido en respuesta a diversas amenazas y hechos globales. Pero esa presión sobre los OO.II. no justifica, morigera o disculpa acciones impropias que tomen los individuos o las organizaciones en nombre de la seguridad nacional. La mayor lección que revela este informe es que no importa bajo qué presión se encuentren, las agencias de inteligencia deben atenerse a las leyes (…) Por el contrario, personal de la CIA, con la ayuda de dos contratistas externos, decidió iniciar un programa de detención indefinida y el uso de brutales técnicas de interrogación, que violan las leyes de los Estados Unidos, su adhesión a tratados y a los valores del país (…) Los documentos estudiados son por abusos e incontables errores cometidos desde 2001 hasta comienzos de 2009.(…) Debimos revisar 6 millones de páginas de la CIA, incluyendo cables, reportes, memorandos internos y también e-mails (…)”

Ocultamiento de información ordenado por Haspel

El apartado 3 del reporte del Senado indica:

“Los interrogatorios de los detenidos de la CIA fueron brutales y mucho más allá de lo que la CIA reportó a los organismos políticos y otros.

Comenzando con el primer detenido de la CIA, Abu Zubaydah, y continuando con muchos otros, la CIA aplicó sus intensas técnicas de interrogación con una significativa repetición, por días y hasta semanas sin cesar. Esas técnicas como abofetear y el “walling” (arrojar con violencia contra la pared) fueron usadas combinadas, frecuentemente en conjunto con la privación del sueño y la desnudez. No existen registros de que los agentes de la CIA hayan usado de base otras técnicas de aproximación no intimidatorias a los detenidos, o que los interrogatorios hubieran comenzado con técnicas menos coercitivas y que luego las más coercitivas fueran escaladas.

Principal abogado de la CIA, John Rizzo. Trabajó para el departamento de Justicia de los EE.UU a fin de obtener aprobación legal de los métodos de tortura propuestos, a través de una serie de opiniones secretas que sólo fueron repudiados por la Justicia años después.

«La técnica del submarino (ahogamiento del detenido en elemento líquido) fue físicamente dañino, induciendo a convulsiones y vómitos. Abu Zubaydah, por ejemplo, se tornó ‘absolutamente incapaz de responder, con burbujas brotándole de su boca totalmente abierta’. Registros internos de la CIA describen la tortura del submarino aplicada a Khalid Shaykh Mohammad como un espiral ascendente de series de virtual ahogamiento.

La privación del sueño implicó mantener a los detenidos hasta 180 horas despiertos, normalmente de pie o en situaciones de stress, a menudo con sus manos detrás de sus cabezas. Al menos cinco detenidos experimentaron alucinaciones durante los prolongados períodos de privación de sueño y en al menos dos casos la CIA continuó aplicándolo”.


  • EL ROL DE LOS PSICÓLOGOS

En el apartado 15, el Senado explica que dos psicólogos contratados desarrollaron para la CIA técnicas ampliadas de interrogación y jugaron un rol central en la operación, así como asesoramiento y gerenciamiento del Programa de Detención e Interrogación de la CIA. Para 2005 la Central de Inteligencia había tercerizado las operaciones relacionadas con el Programa.

José Rodríguez, jefe del Servicio Clandestino de la CIA e inmediato superior de Haspel. De acuerdo a e-mails internos de la CIA, él ordenó la destrucción de los videos sobre la sesiones de tortura.

La CIA contrató a dos psicólogos para esa tarea, que tenían experiencia previa en la escuela US Air Force Survival, Evasion, Resistance and Escape (SERE). Ninguno tenía experiencia en interrogatorios ni se habían especializado en el conocimiento de al-Qa´ida, ni experiencia en contraterrorismo o acaso un expertise relevante en cultura o lingüística.

El psicólogo contratado por la CIA, James Mitchell. Fue quien convenció a la CIA para que utilizara los métodos de tortura y que tercerizara todo el programa de detención en él y en su socio Bruce Jessen

En nombre de la CIA desarrollaron teorías de interrogación basadas en la “indefensión adquirida”, y a partir de ello aplicaron técnicas que fueron aprobadas para que se usen contra Abu Zubaydah y subsiguientes detenidos. Estos psicólogos llevaron adelante personalmente los interrogatorios de los detenidos más relevantes. Fueron ellos quienes evaluaron si los detenidos podían seguir siendo interrogados bajo estas condiciones. Estos psicólogos desplegaron funciones propias del gobierno, tales como actuar de contacto entre la CIA y los servicios de inteligencia, asesorando sobre la efectividad del programa de interrogación y participando en los interrogatorios de detenidos que fueron mantenidos bajo la custodia de gobiernos extranjeros.

John ‘Bruce’ Jessen, el otro psicólogo contratado por la CIA, quien al igual que Mitchell jamás había hecho interrogatorios antes, y que desconocía absolutamente el idioma árabe o a Al Qaeda, pero persuadió a la CIA de adoptar métodos de tortura que Corea del Norte había usado contra los prisioneros de guerra norteamericanos durante la Guerra de 1952.

En 2005 los psicólogos constituyeron una compañía, específicamente dedicada a trabajar para la CIA, y al poco tiempo la CIA externalizó todos los aspectos del programa.

En 2006, el valor del contrato base con esta empresa excedió los 180 millones de dólares. Antes de la finalización del contrato en 2009 los ‘contratistas’ recibieron 81 millones de dólares.

En 2007 la CIA firmó un acuerdo de protección extendido en el tiempo por prevención de reclamos de indemnización, por el cual la CIA ya pagó 1 millón de dólares.

El Comité senatorial concluyó que estas técnicas de tortura fueron aplicadas contra al menos 119 detenidos en los centros COBALT y GRAY, ambos en países que no son los EE.UU.

Consejera de Seguridad Nacional Condolezza Rice. Fue quien aprobó los métodos de tortura de la CIA hasta que se publicó en 2004 lo de Abu Ghraib, y recién en ese momento quitó la tortura del submarino de la lista.

En 2007, el ex-detenido #558 Moazzam Begg concedió un reportaje. Fue después de publicar su libro «Enemy Combatant: My Imprisonment at Guantanamo, Bagram and Kandahar»

Siendo un ciudadano británico, fue capturado en enero de 2002 por militares paquistaníes en su departamento de Islamabad, donde vivía con su familia. Los paquistaníes lo entregaron a a la prisión norteamericana de Kandahar, y de ahí a la cárcel de la base militar de Bagram. Allí vio a otros prisioneros siendo torturados, amarrados, y al igual que él, privados de sueño. Sostiene que creía que en una celda cercana estaban torturando a su esposa. De allí fue trasladado a la base en Guantánamo, donde estuvo dos años en confinamiento solitario, y luego de 1000 días fue liberado, en enero de 2005, sin cargo alguno. Puede leerse más información en este vínculo:https://nsarchive2.gwu.edu/torturingdemocracy/interviews/moazzam_begg.html


La foja de servicios en la CIA de Gina Haspel

El Washington Post señala que Laura Pitter, asesora de seguridad nacional de Human Rights Watch, calificó la confirmación de Haspel al frente de la CIA como «el subproducto predecible y perverso» de la incapacidad del país para aceptar los abusos cometidos en el pasado.

Desde 2001 hasta su nombramiento, Gina Haspel siempre supo todo.♦♦


  • Fotos e información reservada publicada por el National Security Archive, con sede en Washington

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