TU QUERIDA PRESENCIA

De tan acostumbrados a que esté siempre, nadie cree que ya no aparecerá inesperadamente.

Sin contar las muertes de líderes políticos como Perón, Kirchner o Alfonsín, ninguna otra muerte individual en los pasados 50 años trastornó a millones de argentinos como la de Mercedes Sosa en 2009, y la de Diego Maradona.

Tan amados, y tan odiados.

Pero lo de Diego es inmenso, como un tsunami, porque el lenguaje del fútbol, un poco como el de la música, no precisa traducción. Es semántica pura, código directo sin mediación.

Del negocio del fútbol, de los vivos, de los odiadores, ahora no es el momento.

Lo arrasador de Diego podría resumirse en dos palabras: Diego zafó.

Siendo un Juanito Laguna de Berni, siendo Hay un niño en la calle de Tejada Gómez, siendo Tire Dié de Fernando Birri, siendo uno más de los pibes de La Hora de los Hornos de Pino Solanas, o un Chiquilín de Bachín de Horacio Ferrer, o La Navidad de Luis de Gieco, el 10 zafó porque era genial, pero además porque entrevió que había que batallar y levantarse con cada caída porque a ninguno de los cabeza, le iban a regalar nada. ¡Si eran 8 en una sola habitación!

Y con Maradona, medio siglo de Argentina, y de todos los cabecita del mundo, en cualquier geografía, entendieron que las formas de rebeldía se habían multiplicado, y que había que multiplicarlas. Y para eso estaba la presencia, el holograma, o las mil formas de Diego en cada rincón.

La pena nuestra no es una cáscara, para la foto. Estamos todos partidos al medio, porque Diego se paró siempre del lado incómodo, del que algunos llaman ‘el lado equivocado’.

En algún momento declaróAl Diego, a mí, me sacaron de Villa Fiorito y me revolearon de una patada en el culo a París, a la torre Eiffel. Yo tenía puesto el pantalón de siempre, el único, el que usaba en el invierno y en el verano, ése de corderoy. Allá caí y me pidieron, me exigieron, que dijera lo que tenía que decir, que actuara como tenía que actuar, que hiciera lo que ellos quisieran. Y yo hice. Yo… hice lo que pude, creo que tan mal no me fue.”

** Colectivo Editorial Crisis – Argentina – Noviembre 2020 **

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